Iniciativa y Motivación Sexual en Pareja

¿Cómo es la Expresividad del Deseo Sexual en Pareja?

La iniciativa sexual en el contexto de la relación de pareja, significa la invitación a practicar la actividad sexual; expresada al hombre o a la mujer de forma directa o indirecta, mediante el lenguaje verbal, gestual o corporal. De esta manera la iniciativa sexual involucra la comunicación de la motivación sexual sentida, con la intención de ejercer la función sexual con el/la otro/a y así, lograr la satisfacción del deseo sexual.

A partir de la ideología tradicional, la educación sexual transmitida de generación en generación ha favorecido representaciones y significados personales de la sexualidad, cargados de sexismo, que condicionan el `deber ser´ de la expresión de la iniciativa sexual en los hombres y en las mujeres.

Algunos Elementos que Intervienen en la Iniciativa Sexual de Pareja:

• Actitud Sexual: Familiar y socialmente, se ha establecido una diferenciación de los roles de género `masculino´ frente a `femenino´, que han influido en el desarrollo dual de la actitud sexual, es decir, se han reforzado creencias como que “los hombres deben tener un papel activo, dominante y experto en las relaciones sexuales”, mientras que “las mujeres deben tener un papel pasivo, sumiso e ingenuo, evitando tomar la iniciativa para no ser mal vistas”.

Ellos, han aprendido que deben estar siempre listos para la actividad sexual y dar una respuesta de excitación y desempeño sexual obligatorio; teniendo una motivación sexual orientada a la recreación y satisfacción individual. Ellas, han aprendido que deben reprimir su sentir sexual y complacer las necesidades sexuales incontrolables de sus compañeros; teniendo una motivación sexual orientada a la vinculación emocional y sentimental.

No es de extrañar que se sigan escuchando frases como “qué hombre tan seductor”  y “qué mujer tan atrevida” ante la misma conducta espontanea de ambos: ´expresar directamente su deseo e intención de llevar a cabo el acto sexual´. De allí, por qué se sigue viendo que los hombres muestren mayor motivación sexual y mayor comunicación de la iniciativa sexual, en comparación con las mujeres. Esto, pese al reconocimiento de los derechos sexuales y la promoción de la equidad, vale decir, las relaciones igualitarias entre hombres y mujeres.

• Comunicación Sexual: En consulta se ha encontrado que ambos continúan presentando dificultades para comunicar opiniones, expectativas, fantasías, sensaciones e intereses de tipo erótico-sexual. Algunos pacientes indican que se cohíben por completo, mientras que otros refieren que utilizan estrategias ambiguas e indirectas, más gestuales-corporales que verbales. En ambas circunstancias, la nula o baja frecuencia, así como la pobre calidad de la comunicación sexual, va generando confusiones e insatisfacciones con la pareja.

• Estilos de personalidad: Bajo el prisma de la psicología de las diferencias individuales, quienes son introvertidos/as pudieran tener menor facilidad de propiciar los contactos eróticos incluso con sus parejas estables; dadas sus características generales de: preferir actividades solitarias, planificar y ordenar las cosas, controlar sus sentimientos, desconfiar de los impulsos y conceder gran valor a las normas éticas. Quienes son extrovertidos/as pudieran tener mayor facilidad de procurar los encuentros sexuales; dadas sus características generales de: ser sociables, procurar excitación y cambio, actuar en el momento, tener poco control de sus sentimientos y dejarse llevar poro los impulsos. En ambos casos, el pobre autoconocimiento y gestión de pensamientos, emociones y comportamientos, van deteriorando la calidad de la vida sexual en pareja.

• Clima emocional de la relación de pareja: La casuística clínica y pedagógica desde el enfoque cognitivo-conductual, muestra tres modelos infectivos de interacción: (a) Clima de discordia; (b) Incomunicación y (c) Comunicación castigadora.

Este clima emocional negativo, además de aflictivo y no operativo, se relaciona con la tendencia a evitar los acercamientos sexuales por uno de los dos o por ambos. Aunque hasta ahora, ésta ha sido una actitud más protagonizada por las mujeres, quienes en las consultas, se quejan de “no entender cómo sus compañeros minimizan los conflictos no resueltos queriendo tener relaciones como si nada hubiese pasado”. Cuando la relación goza de una clima emocional positivo, se hallan más recursos para la expresividad de la iniciativa sexual y para la actividad sexual gratificante. 

• Motivación Sexual: Dependiendo de los elementos que intervengan, diversos estudiosos del comportamiento sexual, han encontrado que las parejas pueden iniciar una relación sexual por: (a) Amor; (b) Placer o (c) Complacer. Mientras que pueden rechazar una petición sexual de su pareja por: (a) Cansancio; (b) Falta de tiempo u (c) Otras razones. Entre éstas: conflictos, enfermedades, ausencia de privacidad o presencia de los/as hijos/as en la habitación.

Superar los obstáculos mencionados, requiere retomar el control de la sexualidad como fuente de enriquecimiento y bienestar sin estereotipos ni juicios negativos. Para ello, es importante saber que las parejas que mejoran sus niveles de satisfacción dentro de la relación, son aquellas que han logrado una mayor sintonía en pareja y, empatizar, aumentando sus habilidades de entender las necesidades de su compañero/a, sin por ello negar las propias necesidades.

Los hombres y las mujeres que re-aprenden a comunicarse de forma abierta, empática y afectiva, sincronizando mensajes verbales, gestuales y corporales, desarrollan cada vez más intercambios sexuales seguros, creativos y placenteros; independientemente del sexo, el género, la edad y la duración de la convivencia.

Para superar los elementos de desmotivación sexual, resultan productivos, los espacios de análisis, discusión y reflexión, mediante asesoramiento sexológico y psicológico cualificados. 

Las parejas en sexpsiequilibrio, potencian su motivación sexual constantemente, con mayor empoderamiento sexual, a partir del cual, validan la libertad de iniciar, aceptar o rechazar los encuentros sexuales sin temores; realzando la autoestima y la inteligencia sexual de cada quien; sacando provecho de lo mejor de sus cualidades personales, a favor del bienestar afectivo, erótico y sexual de ambos.