Ruptura de Pareja.
Las parejas casadas o unidas que deciden divorciarse o separarse, han de interpretar la situación no como un fracaso, sino como un proceso de afrontamiento a una problemática de pareja que definitivamente no se pudo resolver para el bien de ambos y la familia; a pesar de los múltiples intentos, esfuerzos, compromisos e incluso apoyo terapéutico.
La decisión de divorciarse o separarse, requiere de la clarificación emocional de aquello que se siente y se desea sin perjuicio propio o el de los demás, así como la clarificación racional de aquello que conviene a los integrantes de la relación y a los hijos e hijas.
En el plano racional, algunas de las preguntas claves que los integrantes de la pareja precisan responder y analizar para saber si el divorcio o la separación es la decisión más adecuada, serían:
¿Reconoce que ha habido durante la relación, incidentes con violencia física?
¿Ha establecido un compromiso concreto para adoptar un modo de vida o tomar una dirección que excluye a la pareja?
¿Sentiría alivio y tendría la sensación clara de que ahora, finalmente, puede terminar la relación, si Dios o algún ser omnipresente le dijera que lo aprueba?
¿Identifica que la pareja le bombardea con toda clase de dificultades cuando intenta satisfacer aunque sea el más mínimo de sus deseos?
¿Cualquier necesidad que usted tiene se pasa por alto?
¿Tiene un sentimiento básico, recurrente, que nunca desaparece completamente, de humillación o de ser invisible dentro de su relación (violencia psicológica)?
¿Ha llegado al punto que cree que todo lo que dice su pareja tiene una alta probabilidad de que sea mentira?
¿Identifica que su pareja no ve, ni admite, cosas que usted le ha mostrado que hacen que la relación sea demasiado mala para continuar manteniéndola?
Resulta imperioso darse cuenta que si la pareja y/o la familia se encuentran inmersas en una situación de discordia y/o violencia constante, los beneficios finales que sus miembros encontrarán en el divorcio o la separación son en primer lugar, la preservación de la integridad de cada quien con la consecuente sobrevivencia de la situación y en segundo lugar, la recuperación de la autoestima y las herramientas racionales, emocionales y sociales adecuadas para afrontar con éxito un nuevo proyecto de vida personal, familiar y quizá, más adelante de pareja.
Como toda pérdida, el divorcio o la separación de una relación de pareja con o sin hijos e hijas, representa un acontecimiento vital altamente estresante para las personas, que genera un impacto que según Bowlby J. (1998) recorre cuatro etapas: Conmoción-Ira-Desorganización-Organización gradual.
Etapas del Impacto del Divorcio o Separación
En este sentido, se experimenta de forma similar al duelo psicológico ante la muerte de un ser querido, entiéndase Shock: expresión de sentimientos, represión y soledad, síntomas físicos de estrés, sensación de pánico, rabia, parálisis de la actividad, desarrollo de la esperanza, aturdimiento tras la pérdida, despecho, desorganización y desesperación por la pérdida sufrida, reorganización y curación.
Lo anterior generalmente significa experimentar diferentes etapas de acercamiento a la mejoría emocional que al principio se percibe incierta e imposible de lograr. Cinco etapas del duelo descritas por Kubler-Ross E. (2006) son:
Negación: Rechazo de la verdad.
Rebelión: Reconocimiento de la verdad.
Negociación: Compromiso con la verdad.
Depresión: Abatimiento ante la verdad.
Aceptación: Reconciliación con la verdad.
Es importante comprender que las personas y sus relaciones constituyen mundos y sistemas particulares, según los cuales vivirán y superarán el duelo de forma diferente y personal, de acuerdo a los siguientes factores:
A menor involucramiento en la relación, así como a mayor consenso en la decisión y valoración mutua de los beneficios posteriores a la separación o divorcio, mayor probabilidad de manejo y superación efectiva del duelo tras la ruptura. Entendiendo ésta, como una transición de crecimiento y oportunidades, de rehacer una nueva vida con mayor equilibrio y satisfacción.
¿Problemas en la interacción cotidiana -comunicacionales o sexuales- que general estrés conyugal?
A excepción de los conflictos comunicacionales o sexuales de interacción e incluso de los trastornos psicológicos previos los cuales pueden encontrar solución con ayuda profesional (psicoterapia y sexoterapia de pareja así como farmacoterapia); las otras causas de separación o divorcio son lógicamente válidas para la disolución efectiva de la relación de pareja en beneficio de la salud psicológica, física y espiritual de cada quien y de los hijos e hijas (si los tuvieran).
La forma habitual de afrontar las diversas experiencias de la vida:
Las creencias y los pensamientos: ¿valora los hechos vividos con base a creencias irracionales o lógicas y en congruencia con ello, cultiva pensamientos automáticos catastróficos o expectativas de autoeficacia para afrontar el cambio?
Las acciones versus las reacciones: ¿expresa conductas negativas o proactivas ante el hecho?
Los recursos psicológicos propios: ¿cuál grado de autoestima adecuada y de confianza en sí mismo ha desarrollado para ajustarse al cambio?
La cosmovisión positiva del mundo y en consecuencia, el desarrollo de actitudes y prácticas solucionadoras, enfocadas en los derechos igualitarios, el bienestar, la salud y la libertad de cada quien, representan la potencialidad individual para hacer frente de manera provechosa, creando una nueva mirada y un ajuste creativo a la realidad personal y familiar, para una mayor calidad de vida.
Las redes de apoyo:
Apoyo social: ¿cuenta con familia, amistades, compañeros o compañeras de actividades de trabajo, deporte, religión, crecimiento personal, o recreación?
Apoyo terapéutico: ¿dispone y acude a profesionales que le brinden psicoterapia individual o grupal?
A mayor concordancia entre pensamientos positivos, de progreso, de nuevos logros y emociones en las que reine la serenidad, la paciencia, la tranquilidad y el optimismo, así como a mayor apoyo externo; mejor afrontamiento y readaptación al proceso de separación o divorcio.
Psicóloga Clínica y de la Salud – Sexóloga
MIGUEL CONSTENLA
Beck A. (2001): Con el Amor no Basta. Cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de pareja. Editorial Paidós. Barcelona.
Bowlby J. (1998): El Apego y la Pérdida. Editorial Paidós. Psicología Profunda. Barcelona. (Publicado originalmente en Inglés en 1969).
Guzmán I. (2005): Abordaje Cognitivo-Conductual de Problemas Afectivos-Sexuales de Pareja. Ponencia en: XV Simposium Internacional de Sexualidad: “Satisfacción Sexual”. Caracas.
Kirshenbaum M. (1997): ¿Me Quedo o Me Voy? Cómo resolver el eterno dilema de las parejas. Editorial: Grupo Editorial o Editorial: Norma.
Kübler- Ross E. y Kessler D. (2006): Sobre el duelo y el dolor. Cómo encontrar sentido al duelo a través de sus cinco etapas. Editorial Luciérnaga. España.
PRO MENS SANA (s/f): La Ruptura. Una forma de Duelo. Documento consultado en línea
Urdaneta Y. (1994): Los hijos del divorcio. Editorial Disinlimed, C.A. Caracas.
Créditos:
– Hombre desesperado por Peggy und Marco Lachmann-Anke en https://pixabay.com/
– Mujer preocupada por Enhialus en https://pixabay.com/
– Pareja en cafetería por Gracini Studios en https://pixabay.com/
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