¿Cómo Vivir el Duelo de Pareja ante Hijos e Hijas?
Por tanto, expresar las emociones y sentimientos de malestar ante el proceso de ruptura de la relación de pareja, es algo que efectivamente puede hacerse. No obstante, es nocivo utilizar a los/as hijos/as como confidentes y depositarios de detalles que corresponden a la intimidad del rol de pareja, o como salvadores del padre o de la madre.
Como personas adultas, lo más recomendable es abrir espacios de conversación y desahogo con amistades o familiares en ausencia de los/as hijos/as y en el mejor de los casos, con un/a profesional que ofrezca psicoterapia para contención emocional. Éste/a, dependiendo de la intensidad o dificultad para el manejo de los síntomas, se apoyará con tratamiento farmacológico o psiquiátrico.
De no ser así, se perjudicará el bienestar psicológico de los/as hijos/as, quienes sentirán que su madre y/o su padre, no puede resolver su problema por sí mismo/a y en consecuencia, se verán forzados/das a:
- Sufrir en silencio: para no agravar el malestar de su madre o padre; padeciendo entonces diversos problemas de conducta familiar, escolar y social.
- Invertir el rol y crecer precozmente: para paliar el impacto de la separación o divorcio de su madre o padre; asumiendo entonces responsabilidades adultas. Aspecto que equívocamente a veces se refuerza con la frase “mi hijo/a es muy maduro/a”.
Comunicación de la Decisión de Separación o Divorcio a Hijos e Hijas.
- Está demostrado por especialistas de la salud psicológica, que es más sano para el bienestar integral de los/as hijos/as, crecer en un clima armonioso de una madre y padre separados pero en equilibrio y felicidad, que en un clima corrosivo de una madre o padre unidos pero en discordia permanente o, ya divorciados emocionalmente pero aplicándose la “ley del hielo”, sin expresiones de amor, ni de cortesía, ni de respeto.
- Aun cuando es difícil estimar el tiempo previo de notificación de la información de divorcio o separación a los/as hijos/as, es responsabilidad de ambos (madre y padre), reunirse en familia en un clima de comunicación serena y afectuosa, para transmitir conjuntamente la información de no convivir más en pareja, y en cambio sí continuar con su papel de madre y padre.
- La comunicación de tal decisión a los/as hijos/as, debe proporcionarse luego de haber establecido un acuerdo previo entre la madre y el padre, para que al momento de la notificación no se presenten:
- Enfrentamientos entre padre, madre e incluso hijos e hijas.
- Preguntas básicas sin respuestas, como ¿Dónde vamos a vivir?, ¿Con quién nos quedaremos?, etc.
- Exposición o descripción explícitas de motivos de la separación o temas que generen culpa, deslealtad o resentimiento entre los miembros de la familia, como por ejemplo: “ella/él ya no me quiere más”, “ella/él se va con otro/a”, etc. En síntesis, la base de esta comunicación debe ser la expresión de acuerdos nuevos para llevar a cabo la transformación familiar, en donde todos/as puedan opinar libremente y encontrar ganancia, madurez y bienestar.
Impacto de la Separación o el Divorcio Sobre Hijos e Hijas.
Los/as hijos/as también pasarán por una especie de duelo, ante la pérdida de la convivencia con su madre y padre. Dependiendo de sus propias características personales, así como del manejo que hagan la madre y el padre de la ruptura, experimentarán en diferentes grados y formas un conjunto de sentimientos encontrados:
- Culpa: por creer que ellos/as “son causantes de la ruptura de sus padres”. Lo cual se agrava si la madre o el padre, ejercen maltrato verbal y psicológico, diciéndoles que “por su mal comportamiento su mamá o papá se fue de la casa”.
- Rabia: hacia la madre o el padre que tomó la decisión de separarse e irse por interpretar “que no les quiere y no les importa”, y también rabia hacia la madre o el padre que se queda por interpretar que “tiene la culpa o que no hace nada por impedir que el /la otro/a se vaya”.
- Impotencia: por darse cuenta que “no pueden hacer nada para evitarlo”.
- Tristeza: ante los cambios a veces abruptos que se generan, tal como presiones de los adultos dentro de la familia e incluso en los procedimientos judiciales, para que respondan: “¿A quién prefieres?” ¿”A quién quieres más tu”?, etc.
Es importante no impedirle a los/as hijos/as sus expresiones emocionales, sino más bien canalizarlas desde la comprensión y el amor. Una separación o divorcio no es la mejor hora para criticarles o pedirles cualquier tipo de “comportamiento más acorde”.
¿Cómo Manejar el Malestar Emocional de Hijos e Hijas Tras la Ruptura de Pareja?
Es primordial que la pareja en vísperas y después de la ruptura procuren contribuir con la compresión y readaptación del estilo de vida de los/as hijos/as, luego de la separación o divorcio. Para ello es valioso tomar en cuenta ciertas recomendaciones generales las cuales pueden ser acompañadas de apoyo profesional como psicoterapia familiar:
- Conservar una actitud positiva abierta, comprensiva y una comunicación clara: para explicar a los/as hijos/as (sin exponer detalles dolorosos personales, propios del rol de pareja) los motivos de la ruptura, sin culpar a nadie por lo que sucede.
- Estimular en los/as hijos/as poder expresar lo que sienten y piensan: así como poder formular preguntas; respondiéndoles con sinceridad y empatía de acuerdo a su edad, características y capacidad de entendimiento.
- Manifestar a los/as hijos/as que también están experimentando emociones y sentimientos difíciles: que poco a poco se irán superando.
- Reforzar en los/as hijos/as la diferencia entre roles: (a) El papel de pareja-expareja: debe evitarse modelar a los/as hijos/as una actitud pesimista hacia las relaciones de pareja cuidando de no transmitir mensajes de “rechazo hacia las mujeres o hacia los hombres”, pues crearía en ellos/as un caldo de cultivo para el desarrollo de traumas en sus futuros roles de pareja; (b) El papel de familia: el mensaje constructivo a emitir es, “la familia no se termina, la familia se transforma”. Resaltando que como seres humanos, la trasformación es fuente de crecimiento.
- Evitar crear o alimentar fantasías: o expectativas en los/as hijos/as, de reconciliación de la pareja.
- Fomentar el vínculo de los/as hijos/as con el padre o madre que no conviva con ellos/as: reconociendo sus Derechos y Deberes, así como los de la madre y el padre en relación con la Crianza en Equidad.
- Armonizar los estilos de crianzas y de manejo de conductas de los/as hijos/as: en los dos nuevos hogares que ahora tendrán (el de la madre y el del padre), evitando hacer descalificaciones de su rol materno o paterno frente los/as hijos/as. Es importante que el manejo de la autoridad y el afecto se maneje de forma equitativa (los/as hijos/as no deben sentir que una de las partes tiene autoridad sobre la otra, más bien, deben percibir equilibrio y respeto mutuo).
- Evitar utilizar a los/as hijos/as como mensajeros: de la comunicación entre expareja y, menos aún, interrogarles acerca de la vida personal de la madre o el padre que no vive con ellos/as.
- Evitar usar como estrategia de manejo de conducta de los/as hijos/as: el amenazarles o castigarles con suspender las salidas de fin de semana o de vacaciones, que están programadas con la madre o el padre que no vive con ellos/as.
- Evitar apresurar en los/as hijos/as, la aceptación de una nueva pareja: procurando que durante este nuevo noviazgo, el rol actual de compañero/a sentimental se restrinja a emitir un trato amistoso, sin asumir responsabilidades, ni medidas disciplinarias que en principio le corresponden a su madre y padre biológicos, y que tal vez más adelante, si se conformara una nueva relación de convivencia, progresivamente habrán de incorporarse como deberes y derechos del rol de madre o padre complementario adquirido.
¿Qué Obstaculiza la Superación de la Separación o el Divorcio?
- Conectarse con la culpa y la ansiedad: especialmente quien inició la ruptura. Emoción que merma la seguridad de la decisión tomada y que muchas media en enviar señales de creación de nuevas esperanzas de volver, impidiéndose a sí mismo/a y a la expareja, seguir adelante en una nueva dirección sentimental.
- Conectarse con la rabia: quien no esperaba o deseaba la ruptura. Emoción evoluciona en resentimiento, aunada a la tristeza que evoluciona en depresión.
- Ejercer cualquier forma de violencia o maltrato: contra la expareja o contra los/as hijos/as.
- Anteponer con egoísmo necesidades propias: a las necesidades de todo el grupo familiar.
- Mostrar celos e incomprensión: ante el afecto que los/as hijos/as expresan a la madre o al padre o, más adelante hacia una nueva pareja de ésta/e.
- Manejar la nueva relación familiar: desde el patrón machista o sexista. Por ejemplo: “Yo le paso dinero, pero la mamá es quien debe educarle y criarle”, “si él no es un padre que cubre todos tus gastos ¿para qué te viene a buscar o llamar?”.
¿Qué Facilita la Superación de la Separación o el Divorcio?
- Quien ha iniciado la ruptura: empatizar con el dolor de la expareja y evita el acercamiento “como amigos”, menos aún, “con permisos para encuentros sexuales”. Pues en este caso, le hará daño, manteniéndole enganchado o enganchada.
- Quien no esperaba o deseaba la ruptura: marcar distancia física y emocional para favorecer su propio proceso de readaptación.
- Ambos: diferenciar y separar roles de pareja-expareja de los de madre-padre (si tienen hijos/as). En cuyo caso han de establecer acuerdos de aprender a comunicarse de manera directa, sana y efectiva para el ejercicio de la maternidad y la paternidad positivas, considerando siempre los intereses y conveniencias para el desarrollo de la estabilidad emocional de los hijos e hijas, así como valorando la importancia de compartir ampliamente con ellos/as, expresándoles amor y protección y, afianzándoles que eso permanecerá independientemente de la separación o divorcio.
- Ambos: plantear acuerdos económicos que beneficien a todas las partes, enfatizando el resguardo de los/as hijos/as menores de edad.
- Ambos: buscar ayuda profesional, que permita canalizar las emociones y los pensamientos inadecuados.
- Ambos: asumir de forma comprensiva los nuevos roles de pareja que se puedan generar en los excónyuges.
- Ambos: pensar siempre en el beneficio común ante cualquier acción o decisión.
- Ambos: afianzar el concepto de familia que se transforma y no el de familia que se destruye.
¿Cuándo Reiniciar un Nuevo Proyecto de Pareja?
Recomenzar la vida en pareja luego de la separación o el divorcio, es una meta viable de lograr si así lo decide cada quien. El rol de pareja es un espacio de funcionamiento al que todos/as tenemos derecho. Sin embargo haber superado el duelo y abrirse a la posibilidad de conformar una nueva relación de pareja estable, requiere haber logrado:
- Desaprender el patrón de creencias sexistas: que genera conductas improductivas e insatisfactorias en mujeres y hombres, debido a las presiones sociales: “las mujeres dudosas de reiniciar una vinculación por temor al sufrimiento o traición” o “los hombres impulsivos por encontrar a alguien más que les aleje de la soledad y les proporcione comodidad”
- Reorganizar el proyecto de vida: dejando atrás apegos emocionales o sexuales con la pareja anterior.
- Interiorizar los valiosos aprendizajes: que quedaron de la saliente experiencia de pareja (unión de hecho o matrimonio), los cuales en la actualidad facilitan poder revalorar con un matiz más maduro:
El concepto del amor.
- El respeto en la relación.
- La importancia del disfrute de la intimidad afectiva, erótica y sexual en la relación.
- El disfrute por los/as hijos/as que se tuvieron, o se planifican tener.
- El disfrute por la convivencia incluidos sus altos y sus bajos.
Lo más importante es estar seguro/a que se ha crecido individualmente, que se ha logrado independencia afectiva y autoeficacia en el proyecto de vida personal, alcanzado satisfacción por los logros personales (académicos, laborales, familiares y sociales).
Luego de ello, puede asumirse que se está preparado/a para reiniciar la vida en pareja con alguien más, a quien sin duda, se le escogerá con atino, en función de las compatibilidades evaluadas.
Cómo citar este artículo:
Guzmán, I. y Constenla M. (18 de julio de 2013). Paternidad y Maternidad Tras Divorcio o Separación. grupoambos.com. https://grupoambos.com/paternidad-y-maternidad-despues-del-divorcio-o-separacion/.
IDHALY GUZMÁN y MIGUEL CONSTENLA coautores de este artículo, son psicólogos sanitarios y dirigen Grupo AMBOS: Espacio de Terapia Psicológica y Sexológica, orientado a la recuperación y el mantenimiento de la salud mental positiva y la salud sexual integral; mediante un modelo de compasivo de atención cognitivo-afectivo-conductual de intervención individual, grupal, de parejas y familias.
Fuentes Consultadas:
Beck A. (2001): Con el Amor no Basta. Cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de pareja. Editorial Paidós. Barcelona.
Bowlby J. (1998): El Apego y la Pérdida. Editorial Paidós. Psicología Profunda. Barcelona. (Publicado originalmente en Inglés en 1969).
Guzmán I. (2005): Abordaje Cognitivo-Conductual de Problemas Afectivos-Sexuales de Pareja. Ponencia en: XV Simposium Internacional de Sexualidad: “Satisfacción Sexual”. Caracas.
Kirshenbaum M. (1997): ¿Me Quedo o Me Voy? Cómo resolver el eterno dilema de las parejas. Editorial: Grupo Editorial o Editorial: Norma.
Kübler- Ross E. y Kessler D. (2006): Sobre el duelo y el dolor. Cómo encontrar sentido al duelo a través de sus cinco etapas. Editorial Luciérnaga. España.
PRO MENS SANA (s/f): La Ruptura. Una forma de Duelo. Documento consultado en línea
Urdaneta Y. (1994): Los hijos del divorcio. Editorial Disinlimed, C.A. Caracas.
Créditos:
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